lunes, 12 de octubre de 2015

Análisis: Biblioteca y la situación actual

         Para nadie es un secreto que nuestro país registra unos índices de hábitos de lectura muy precarios por debajo incluso de países con similares niveles de desarrollo, lo cual se evidencia por ejemplo en evaluaciones a los estudiantes quienes adolecen de una real competencia comunicativa. Los planes desarrollados por el gobierno para contrarrestar esta problemática han sido relevantes, sin embargo ha faltado una política social integradora que sea efectiva y que, en consecuencia ofrezca una mayor cobertura atendiendo todas las regiones.
          La poca motivación desde los primeros años de vida, es en alto grado, uno de los factores que determinan los bajos niveles de lectura en Venezuela, es decir, la escasa importancia que se le brinda a este tema en los hogares, así como la inactividad de los mismos docentes en los centros académicos, es en gran medida lo que justifica que los estudiantes apenas desarrollan una mera interpretación literal del texto, sin llegar a esforzarse por analizar verdaderamente los textos.

        El dominio de la lectura en una herramienta vital en el mundo moderno; pues permite al hombre, generar una actitud crítica, reflexiva y de superación personal que conlleva a la búsqueda de oportunidades.
    Las bibliotecas son escenarios de importancia sustantiva para la búsqueda del conocimiento y el desarrollo de una sociedad, ya que ponen al servicio de la comunidad los libros y demás medios culturales sobre todo en las zonas más apartadas y con problemas de acceso. Nos proporcionan herramientas que nos habilitan para conocer e interpretar mejor y de manera autónoma nuestro entorno social.
        Pese al incremento de bibliotecas públicas en el país en los últimos años, la mayoría no se encuentran actualizadas. En las cuales la mayoría de los textos son obsoletos, aunque debemos destacar que siempre existirán textos clásicos,  la mayoría pierde vigencia para los trabajos de grado.

        Es muy importante que los docentes fomenten desde sus espacios el amor por la lectura, aunque la tecnología cada vez más obliga a los jóvenes a comunicarse de forma digital,  se escribe como se escucha y  no se respetan a menudo  las reglas ortográficas. Lo que también es un indicador que la labor docente es orientar y motivar hacia el uso adecuado de la tecnología. 

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